EL HOMBRE CON SU MUNDO DESTROZADO
RESUMEN
Extracto de la historia clínica
Zasetski
sufrió una herida en la cabeza que penetró en la zona parieto-occipital
izquierda del cráneo. Estuvo en coma profundo. Tuvo complicaciones
debido a las adherencias del cerebro a las meninges y por cambios en los
tejidos adyacentes. Los ventrículos laterales se vieron alterados al
desplazar el tejido cicatricial al ventrículo lateral izquierdo hacia
arriba, lo cual produjo una atrofia incipiente del cerebelo en esta
zona.
Así, se trata de una herida limitada sólo a las regiones
adyacentes al lugar donde se produjo la lesión, el daño era irreversible
en las regiones parieto-occipitales del hemisferio izquierdo.
El antes y el después
Zasetski
era un joven natural de Epifán. Era huérfano de padre desde los 2 años y
tras la muerte de éste vivió con su madre y sus otros tres hermanos, un
chico y dos chicas. Aunque con alguna penuria que otra, consiguió ir a
la escuela elemental y a la secundaria. Desde pequeño le gustaba la
ciencia, lo cual le indujo a matricularse en un instituto politécnico,
logrando en 1941 terminar el tercer curso.
Uno de los días de
1941 estalló la guerra en Rusia con Alemania, a Zasetski le pilló en el
instituto y aunque éste intento que los alumnos siguiesen cursando los
estudios, Rusia estaba invadida y los jóvenes tenían que ir a defender
su país, por lo que Zasetski tuvo que marchar al frente.
Hacia
marzo de 1943, Zasetski se encontraba al mando del pelotón de
lanzallamas, posicionado en el río Voria. Cuando recibieron la orden,
atacaron a los alemanes que se encontraban en la otra orilla del río.
Fue el 2 de marzo, y Zasetski fue herido en la cabeza.
Cuando despertó no era capaz de decir ni recordar nada, se fijaba en
su alrededor pero no decía nada. Padecía una amnesia total, había
olvidado quién fue y todo lo que aprendió o experimentó; no recordaba
nada. Aunque físicamente era capaz de hablar y podía repetir palabras
con facilidad, no las recordaba a voluntad. Al principio sólo era capaz
de mirar, escuchar o repetir, pero no de elaborar pensamientos propios.
Podía llegar a repetir palabras para sus adentros, pero luego no era
capaz de decirlas al exterior. Su cerebro era desorden y confusión. No
podía recordar nada a voluntad, pero cuando no pensaba en nada, se le
iban ocurriendo algunas palabras, de las que se olvidaba con suma
facilidad. Poco a poco le fueron llegando a la memoria recuerdos del
pasado, pero estos recuerdos eran del pasado más distantes, no del
reciente. Sólo más tarde otras rememoraciones de carácter más reciente
se unieron a las anteriores. Tras la lesión, había olvidado las palabras
más comunes; debía hacer un esfuerzo adicional ya que las había
olvidado y tenía que buscarles su significado, el cual no lo recordaba
en el acto sino que necesitaba un tiempo para que le viniese a la mente,
y necesitaba un tiempo para asociar la palabra con el objeto al que se
refería ya que éste tampoco lo podía visualizar en el momento.
Pasó
por varios hospitales hasta que llegó al hospital de rehabilitación en
los Urales, donde llegaban enfermos con lesiones similares a la de
Zasetski.
Cuando llegó al hospital, la herida ya se había
cicatrizado, pero Zasetski era incapaz de recordar palabras o
significados, de entender e identificar las cosas que le rodean, no
podía recuperar las capacidades o conocimientos que tuvo. Sentía que su
vida había terminado aunque también quería creer que todo era un sueño
del cual no podía despertar. Pero a esto se le añadía otra dificultad
como es la pérdida de visión del lado derecho por lo que para poder ver
tenía que volverse de costado.
Tres meses después de ser herido, conoció por primera vez a Luria y las entrevistas siguieron durante un periodo de veintiséis años.
En la primera entrevista, Zasetski
entendía las preguntas que le hizo Luria, pero no sabía como
contestarlas ya que no recordaba las palabras que quería decir. Fue
incapaz de leer, de escribir palabras, de escribir números o de sumar.
No sabía describir un cuadro. No diferenciaba entre su lado izquierdo y
el derecho, pero sí fue consciente de que no podía responder a lo que se
le pedía. Era capaz de enumerar, por ejemplo los meses del año, pero si
se alejaba de ese orden era incapaz de responder correctamente.
Para
Zasetski no existía el lado derecho y algunas partes del lado izquierdo
tampoco le resultan visibles, por lo que los objetos no los percibía
como entidades completas sino que veía partes de ellos. Los objetos no
los percibía como estables, parecía que se desplazaban. Aun así, sus
ojos eran normales físicamente. En ocasiones, a este problema se le
añadió el echo de que a veces tenía alucinaciones, por lo que a veces le
daba miedo el cerrar los ojos.
Otra parte que se vio afectada,
como consecuencia de la lesión, fue la sensación de su propio cuerpo y
de los objetos. Caía con facilidad en un estado de olvido. A veces, no
tenía conciencia de que su lado derecho existía ya que olvidaba que no
lo podía ver. Otras veces creía que parte de su cuerpo había cambiado,
que algunos miembros habían crecido, que otros habían sido desplazado de
lugar, otros se habían fragmentado…
Y a esto lo denominaba
“peculiaridades o singularidades corporales”. En ocasiones tenía
dificultades para ubicar partes de su propio cuerpo, se le olvidaba
donde estaban y los tenía que buscar. Incluso se le llegaba a olvidar lo
que significaban los nombres de los diferentes miembros del cuerpo y
donde estaban situados. A su vez, ésto provocaba que olvidase cómo
funcionaban esas partes del cuerpo.
A algunas de estas peculiaridades corporales se
adaptó, pero otras persistieron a lo largo del tiempo. Estas torpezas le
dificultaban bastante la tarea en las ocupaciones terapéuticas, ya que
aunque los instrumentos le resultan familiares, olvidaba o no recordaba
sus nombres, para que se usaban y cómo. Estos problemas se extendieron
al periodo en el cual regreso a su casa ya que no era capaz de ayudar a
su familia ya que no sabía como utilizar los instrumentos que le ponían a
su alcance y de los cuales les explicaban su utilidad. Estas
dificultades aumentaban su angustia.
Desde que resulto herido
tenía miedo a alargar la mano y tocar las cosas que le rodeaban. No
sabía donde estaban las cosas, no entendía porqué no podía examinarlas y
descubrir para qué sirven. Así, las actividades mas sencillas y
corrientes se volvían muy complicadas en su realización. Otro
inconveniente que tenía la realización de ejercicios es que le cansaban y
le aburrían con mucha rapidez.
Su problema no era tanto la
identificación de los objetos o el entender las preguntas que le hacían,
ya que al cabo de un tiempo en el cual pensaba sobre ello, conseguía
identificar los objetos o entender la pregunta, sino el orientarse en el
espacio o calcular la distancia entre los objetos, “las peculiaridades
espaciales”. Aunque recordase las palabras como derecha, izquierda,
arriba o abajo, había olvidado sus significados, no las entendía. Y este
problema no era sólo en el aspecto visual, sino que en el auditivo
también ya que al no estar o saber orientarse, no sabía de donde llegaba
el sonido.
Su viaje a casa fue especialmente difícil para
Zasetski porque nadie le acompaño en su viaje y debido a sus problemas
de orientación, no sabía en que tren se debía montar, como se debía
subir al tren; por su dificultad para expresarse correctamente; a sus
problemas de memoria, no lograba recordar cómo era su pueblo, había
olvidado las calles e incluso no reconoció su propia casa. En este
momento, aún no había llegado a formar una imagen de su familia, pero al
llegar a casa reconoció enseguida a los miembros que en ella se
encontraban.
Una vez ya instalado en su casa, las peculiaridades
espaciales persistieron, de modo que le resultaba muy difícil alejarse
de su casa ya que luego no sabía volver porque olvidaba las cosas,
olvidaba donde estaba su casa, cual era el camino de vuelta.... Le
resultaba difícil ayudar en casa porque pronto olvidaba la tarea que le
habían asignado, no sabía como la tenía que hacer u olvidaba los
utensilios que necesitaba para llevarla a cabo. Además, le daba miedo
que los graves ataques que le sucedían de repente le ocurriesen cuando
estaba alejado de su casa. Estos problemas se agravaron cuando su
familia se traslado de casa por lo que estuvo un tiempo sin salir de
ella ya que si va algún sitio, luego no sabe regresar. Para paliar este problema, siempre lleva apuntada
en una nota la dirección de su casa para preguntar por ella en el caso
de que fuese necesario.
Cuando los demás le hablaban, no siempre
entendía lo que le decían, es más, se olvidaba de las cosas que le
habían dicho ya que ponía toda su atención en intentar entender algo que
le habían dicho por lo que a lo demás ya no prestaba interés. Cuando
oye las palabras le resultan familiares, pero al concentrarse luego en
ellas no consigue hacerse una imagen de las mismas.
No sólo le
resulta difícil entender e interpretar las palabras, sino que también le
resulta complicado formular y expresar sus propias ideas con coherencia
ya que en éste proceso se olvidaba con rapidez lo que quería decir.
Sus dificultades estaban ampliadas a la capacidad para leer. No era
capaz de leer palabras, e incluso le era imposible recordar el nombre de
las letras. Sólo lo consigue recordar cuando enumera todo el alfabeto,
tal y como le pasaba con los meses o las estaciones del año. Pero cuando
veía, por ejemplo un libro o una palabra aislada, creía que era otro
idioma diferente al ruso. Durante mucho tiempo se negó a creer que no
podía leer. Tuvo que empezar desde el principio para lograr saber leer
de nuevo.
Se le proporcionó una maestra que le fue enseñando con
libros especiales para personas que están en su misma situación. Al
principio fue letra por letra y muy lentamente ya que le costaba
recordar la letra que le habían enseñado. Una buena manera de progresar y
recordar fue asociar letras con nombres de personas allegadas a él
aunque suponía que todas las letras tuviesen un nombre con el cual ser
asociadas, cosa que no siempre era así. Poco a poco, la asociación de
letras con nombres, se convirtió en una asociación de letras con cosas
muy simples. Otro método que le ayudó en su aprendizaje, fue recitar el
alfabeto en voz alta para recordar letras, cosa que no había olvidado.
Su problema no era tanto el recordar las letras ya que los dos métodos
anteriores le ayudaron, sino el visualizarlas correctamente.
De
esta manera empezó a leer, pero de nuevo surgió un problema, la
limitación del campo visual por la cual con el lado derecho no veía.
Así, no lograba ver toda la palabra entera sino que tenía que leer letra
por letra. Pero esto, le hacía olvidarse rápidamente de la palabra que
había leído con anterioridad por lo que a la hora de leer textos le
resultaba muy difícil encontrarles sentido.
Para Zasetski escribir era tan complicado como leer. Había olvidado
hasta cómo se cogía un lápiz. Al principio trató de visualizar las
letras para después dibujarlas y cada vez que requería de una letra,
tenía que recorrer todo el alfabeto hasta encontrarla.
Un día,
un médico le recomendó que escribiera sin levantar el lápiz del papel,
logrando escribir con rapidez y de manera espontánea aunque no sabía muy
bien lo que había escrito. En las palabras más largas tiene algo de
dificultad, pero lo soluciona dividiéndolas en sílabas. También tenía
problemas a la hora de leer su propia letra ya que tenía más
dificultades en ésta capacidad y le resultaba muy difícil entender su
propia letra.
En seis meses ya era capaz de leer y escribir sin
casi ningún problema, aunque la escritura la llevaba a cabo con mayor
facilidad que la lectura. Su lesión no había dañado se capacidad en las
funciones cinético-motrices.
Zasetski empezó a escribir su
diario con el objetivo de contar cómo era él y su vida antes de su
lesión, cómo era la situación en que estaba tras la misma y los
problemas a los que se afrontaba para volver a ser el de antes. Lo
escribió durante veinte años. Lo llamó “Seguiré luchando”. Le costó
mucho esfuerzo escribirlo ya que no siempre sabía cómo expresar con
palabras lo que quería decir; no sabía cómo empezar a narrar, cómo debía
hacerlo… Y con tantas preocupaciones, se agotaba rápidamente y acababa
con fuertes dolores de cabeza por los cuales algunos días debe guardar
cama. Para que no se le olvidasen las cosas que quería decir, las iba
anotando en un papel para luego darles sentido en otra hoja y una vez ya
estaba decidido de que lo que había anotado estaba bien, lo trascribía
la cuaderno. Esta tarea la debía hacer sin ruidos ya que sino se
distraía con facilidad. En ocasiones, repetía algunos puntos; y se le
olvidaban otros, pero esto era debido a su falta de memoria. Para
escribir una frase podía llegar a estar una semana pensándola. Conforme
iba llegando al final del relato, le resultaba más difícil escribir,
quizás porque se fue olvidando de ciertos detalles.
Esta tarea
la llevaba a cabo entre otros motivos porque hacer otras cosas le era
imposible, mientras que escribir su historia, aunque fuese poco a poco,
lo mantenía ocupado; llegándose a convertir en la cosa más importante de
su vida, por lo menos durante los veinticinco años que estuvo
escribiendo. También creyó en la utilidad que su historia tendría para
con las demás personas, enfermas o sanas; para él mismo, ya que le
ayudará a desarrollar su capacidad de leer, escribir y recordar; y para
los profesionales dedicados a esta enfermedad, especialmente. Mientras
realizaba esta tarea, no perdió la esperanza de recuperarse de su
lesión. Pero a pesar del ímpetu que puso en lo que hizo, Zasetski nunca
consiguió llegar al nivel de conocimientos que tuvo antes del 2 de marzo
de 1943.
Lo que siempre ha tenido presente y nunca ha olvidado, sobre todo al
estar en relación con los demás, es lo diferente que llega a ser en
comparación con éstos debido a las limitaciones a las que se ve sometido
tras su lesión.
Resumen de anatomía del cerebro
El cerebro recibe, elabora y conserva información, organiza programas de conducta y regula su ejecución.
El
cerebro, es una masa gris dividida en dos hemisferios, izquierdo y
derecho, unidos por el cuerpo calloso. La sustancia gris tiene una
disposición periférica, que está compuesta de células nerviosas que son
las unidades fundamentales de la actividad cerebral y de la cual, cada
zona o bloqueo tiene una función diferente a la de las demás.
Debajo
de la corteza de los hemisferios está la sustancia blanca, compuesta
por fibras que conducen a ella los estímulos producidos en la periferia y
los reorientan hacia las reacciones periféricas que se desarrollan en
la corteza. Tras esta materia, están los núcleos subcorticales del
cerebro, formados por sustancia gris, y es donde terminan los estímulos
de la periferia y sufren su elaboración inicial.
El cerebro puede dividirse en tres bloques fundamentales:
Primer
bloque: llamado “bloque energizador o regulador del tono”. Está ubicado
en la base del cerebro, en las secciones superiores del pedúnculo
cerebral y en la formación reticular. Es la base primaria para la
elaboración de impulsos, los cuales, conducidos a la corteza a la
corteza cerebral, le dan su estado normal de tonicidad y vigor.
Este bloque quedó intacto en Zasetski, lo cual le mantenía alerta y activo.
Segundo
bloque: ubicado en las secciones posteriores de los grandes
hemisferios. Su función es de actuar para recibir, elaborar y conservar
las informaciones que llegan del mundo exterior.
La
corteza visual primaria se encuentra en este bloque y se encarga de
analizar imágenes del mundo exterior. Una lesión en esta corteza hace
que se borre parte del campo visual; así, la lesión de la corteza en el
lado derecho provoca la pérdida de la mitad derecha del campo visual, y
viceversa. Esta lesión se llama “hemianopsia”.
Al lado de esta última, se encuentra la corteza visual secundaria.
Está compuesta por células estrelladas encargadas de convertir los
estímulos que les trasmite la corteza visual superior en completas y
complicadas estructuras. La lesión de esta corteza provoca que las
características individuales de los objetos no se perciban como unidades
completas, y es llamada “agnosia óptica”.
Ambas cortezas visuales se encargan de elaborar y almacenar la información.
La
capacidad para ubicar objetos en el espacio recibe la ayuda, por un
lado, de un mecanismo vestibular que conserva el sentido del equilibrio,
el cual es esencial para percibir el espacio tridimensional; y, de los
movimientos de los ojos, por los cuales calculamos la distancia de un
objeto a otro.
La parte cognoscitiva terciaria combina las
secciones visuales (área occipital), táctil-motriz (área parietal) y
auditiva-vestibular (área temporal). Si se lesiona parte de las fibras
de la radiación óptica su mundo queda fragmentado al no poder combinar
sus impresiones de manera coherente aunque la capacidad visual podrá
permanecer más o menos intacta.
Estas regiones terciarias del
hemisferio izquierdo están vinculadas a la función del lenguaje, por lo
que una lesión en estas regiones terciarias también afecta a capacidades
relacionadas con el lenguaje.
Una parte de este segundo gran
bloque fue destruida por la lesión de Zasetski. Así, la corteza visual
primaria resulto intacta; mientras que la corteza visual secundaria y la
parte cognoscitiva terciaria resultaron afectadas.
Tercer
bloque: se encuentra en los sectores anteriores del cerebro y abarca
los lóbulos frontales. Este bloque permite formar y mantener
intenciones, planificar acciones y llevarlas a cabo. La lesión en esta
zona provoca que le sea imposible elaborar acciones perdurables,
planificar el futuro o determinar el rumbo de su conducta, carece de
posibilidades de evaluar sus defectos.
En Zasetski este tercer bloque quedó intacto tras la lesión, de ahí sus grandes esfuerzos por superar sus limitaciones.
Acerca de la rememoración de palabras
Cuando recordamos palabras tenemos que elegir entre una variedad de alternativas posibles, pueden ser muchas o pocas.
Algunas
veces para llegar a las palabras tenemos que asociarlas con cosas que
nos resultan mucho más fáciles de recordar; pero esto lo hacemos sólo
cuando hay escasos elementos para reforzar nuestro recuerdo de
determinada palabra, o si olvidamos un nombre por un momento.
Por el contrario, cuando recordamos nombres de cosas comunas las tenemos muy accesibles en nuestra memoria.
Pavlov
señala que la corteza está sometida a la “ley de fuerza” debido a la
cual los estímulos poderosos dejan sólidas huellas que surgen con más
facilidad en la mente.
Solo en estados de sueño o agotamiento
se rompe este equilibrio. También, denominó “estado igualatorio” o “de
fase” al momento en el que la corteza funciona con mucha menos precisión
y las características dominantes quedan niveladas con las menos
esenciales.
Las asociaciones sistemáticas son las que permiten acumular un vocabulario y pensar con rapidez en una palabra.
La
lesión de Zasetski le perturbó las funciones de la parte de la corteza
que controla el análisis, la síntesis y la organización de asociaciones
complejas en un marco coherente.
Construcciones gramaticales
Cuando uno desea captar el
contenido de un relato o conversación, lo que hace es darle un sentido
de unidad o disponer las ideas que se nos transmiten. Algunos materiales
resultan más sencillos de entender y de seguir que otros; así, ante un
relato complicado es necesario retener las ideas principales y las
observaciones calificativas que se han hecho del mismo.
Los
lingüistas distinguen entre estructuras extensas, en las que la idea es
interrumpida por digresiones; y, directas, las cuales no contienen
digresiones.
Las inversiones gramaticales caracterizan a las
frases por llevar dos negativos y complicar o engañar el entendimiento
de la misma; o por alterar el orden de las palabras de manera que no
coincida con el de los acontecimientos que se descrien.
Las declinaciones se utilizan para crear relaciones entre las partes de una oración o subordinar parte una a la otra.
Otras
veces expresamos relaciones por medio de ciertas partes del lenguaje
como pueden ser preposiciones, conjunciones o adverbios.
El
lenguaje es un sistema de señales que exige adiestramiento para
dominarlo debido a las formas complejas de expresión. Para dominar estas
expresiones la persona necesita la capacidad de recordar los elementos
gramaticales y percibir con rapidez y en forma simultánea la relación de
palabras aisladas con las imágenes que evocan.
La lesión de
Zasetski le creó insuperable problemas cuando trató de trabajar en el
lenguaje. No podía captar las relaciones de las palabras, percibir
mentalmente lo que significan o entender las pautas sintácticas. Su
principal incapacidad era el no entender las construcciones
gramaticales.
Conclusiones
Cuando una persona ha tenido una grave
herida en la cabeza como la de Zasetski ya no entiende o reconoce el
significado de las palabras, ni puede pensar en muchas de ellas cuando
intenta hablar o pensar; no puede formar una imagen de una cosa u objeto
cuando oye su nombre. Tampoco puede orientarse en el espacio o ver de
donde vienen los sonidos. Siempre duda o vacila. Su memoria queda
destroza, por lo que no puede recordar nada de su pasado, ni lejano ni
cercano.
Bibliografia:
ALFARO, Carmen i Altres: Filosofia i Ciutadania. Barcelona: Ediciones del Serbal, 2008. (pàgina 108)
Webgrafia:
http://html.rincondelvago.com/lesiones-cerebrales.html
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMDLL8raloxKVSoF5ZMoIHonHxfpiYzj-J7gQrqAd6efLeESjr0H1moDH-q8ZfHPQAQwX8DVtV_-vHlYJmumv3Ik4nx6WNyIGteuQSxh_hImymwBndrD6Qw2CqlLPGKZ6cHMZhNgjez40/s1600/luria09.JPG